sábado, 6 de agosto de 2011

10 hipótesis


1.  Hipótesis Infrapolítica. Los últimos años hemos asistido a una polaridad entre quienes enfatizan practicas micropolíticas (producción de afectos, conceptos y conocimientos situados) y quienes sostienen en un sentido estricto opuesto afirmaciones macropolíticas (a nivel del estado y de las grandes estructuras). Desde la primer perspectiva, la macro posee una racionalidad propia que la torna inmodificable en términos substanciales. En efecto la macro se constituye ante todo como una dinámica más pragmática, en la micro puede primar una dimensión ética (etica como dinámica de producción de valores, opuesta a una moral que privilegia los valores como ya hechos). Etica quiere decir, aquí, invención de afectos, conceptos y, en general, de nuevos modos de vida. Desde la segunda perspectiva, la micro suele ser percibida o bien como irrelevancia (fuente de todo tipo de inefectividades), o bien como una dimensión sutil y subordinada que vale como desprendimiento de la lógica seria y relevante de la propia dinámica macro. Una pregunta con la que convergemos muchos de nosotros a este espacio es la siguiente: ¿cómo insistir en el terreno de estas micropolíticas produciendo efectos en el nivel macro, pero sin dejarnos arrastrar hacia su régimen de visibilidades y sus códigos de identificación? Una primera hipótesis es que existe un espacio que podríamos llamar “infra-político” que se caracteriza por su capacidad de afirmación ética en el nivel de la micro, que mantiene sus aspiraciones a problematizar el mundo repercutiendo en la macro, pero que no aspira a integrarse como actor permanente en la macro. Nos interesa explorar esa interface, ese espacio, esa posibilidad.
2. Promiscuidad. La razón política busca antagonismos de clase, culturales, o los que sea para operar. Nuestro desafío consiste, quizás, en admitir que ese antagonismo no nos preexiste del todo. Que vivimos en una época de promiscuidades (en un sentido estrictamente no moral), en donde elementos de muchas realidades diferentes se sobreimprimen, se yuxtaponen. Asumir la promiscuidad podría ser un buen índice de abandono de una racionalidad abstracta y a priori, y de una disposición a sumergirnos por debajo de la realidad representada, de las consistencias del sentido que nos vienen preconstruidas  
3. Lenguaje Chexe. Nuestro contexto cultural está tensado también entre quienes exigen rigor de lenguajes y saberes técnicos para un mundo que reclama ante todo “gestión”, y quienes celebran la hibridación de géneros, razas, singularidades y tradiciones. Todas las lenguas parecen tironeadas entre un racionalismo abstracto, siempre tecnicista, organizador y ascéptico, y una idea demasiado fácil de mezcla despolitizante, que descuidarlos matices y las condiciones de poder en que esos encuentros se realizan. Hace tiempo que aspiramos a resolver los problemas. A lo sumo deseamos replantearlos. Lenguaje Chexe indica, para nosotros, una condición colectiva de enunciación. Hablamos por y entre diferentes que trabajamos juntos. Esto supone inventar un modo de hablar que no borra las diferencias, pero aspira a escapar al binarismo que empobrecen las lenguas políticas, académicas, tribales, urbanas.   
4. Explotacion, acumulación por desposesión. No son pocos los investigadores y militantes latinoamericanos que advierten sobre una modalidad de acumulación de capital cuyo efecto directo es la desposesión. Desposesión de las riquezas comunes. Desposesión de lo que habitualmente se llaman los recursos naturales. Existe un buen cúmulo de experiencias resistencia contra el modelo neodesarrollista que propone el crecimiento como solución única a todo problema. Un crecimiento que no altera su fundamento en la propiedad (y sobre todo en la apropiación privada) de la riqueza común.  Menos notable resulta, en cambio, el paralelo entre estas formas de desposesión ligadas a la naturaleza (aunque sus efectos sean bien sociales y culturales como los desplazamientos de comunidades enteras, o el descuido de saberes comunitarios sobre el mundo, la tierra) y las vías de explotación de lo que en la ciudades se produce como bienes comunes producto del trabajo y la cooperación colectiva. La hipótesis que nos proponemos, entonces, es espejar estas dos situaciones como parte de una recomposición de un territorio latinamericano en movimiento, producir un continuo entre estas situaciones (y de las resistencias posibles a esta dinámica de acumulación) como rasgo central de lo latinoamericano actual.  
En la articulación entre esta modalidad de acumulación por desposesión (neo-colonialismo extractivista que tracciona al “desarrollo”) y los movimientos migratorios más recientes hacia los centros urbanos, es posible repensar las formas de representación política acerca de las relaciones campo-ciudad dislocando el carácter binario de la conjunción y poniendo en relieve la multiplicidad de flujos que allí se juegan. Si buena parte de las experiencias de resistencia a los modelos neodesarrollistas se está librando en aquellos territorios donde se concentran críticamente los “recursos naturales”, ¿cómo articular estas luchas con las formas de participación política en las ciudades sin que sean vividas como “ajenas” o “lejanas” a los procesos específicos que se despliegan en los centros urbanos? Esto es, ¿cómo resituar los efectos de la minería o la sojización de la tierra con las transformaciones (o intensificaciones) de los modos de explotación del trabajo y los bienes comunes en ciudades que ven acrecentada su población… y a la vez, repensar en su articulación las formas de lo político en uno y otro lugar?
5. Migración. La migración (o el “desplazamiento territorial”) constituye una de las claves de reconfiguración de los territorios, de la posibilidad de construir espejos entre territorios, de mutar las lenguas, de constituir mezclas cómplices. Puede ser una guía muy concreta para nuestro trabajo.  
6.  Humor. Muchos de nosotros hemos intentado, a partir del 2001 sobre todo, proponer prácticas autónomas. Como sucede con tantas otras expresiones, esta palabra se ha vuelto sectaria, seria, solemne o ridícula. No se trata de abandonarla sino de someterla, como a todo lo demás, al humor. El humor fluidifica nuestros modos de pensar y de ser. Nos deja disponibles a nuevos modos de ser. No un humor ingenuo, incapaz de politización. Sino un humor inocente, capaz de ponernos en movimiento.
7. Terapia, expresión y política. No son pocos los que indican que los espacios actuales de politización (no los espacios ya definidos como “políticos” o “Militantes”) tienen que combinar al menos tres aspectos de la existencia: una dimensión de acompañamiento, cuidado y escucha de los otros (terapéutica), una capaz de impulsar a la palabra, a la imagen, al audio, y en general a formas expresivas (o artísticas) propias, y una dimensión específicamente política, ligada a la comprensión y modificación de las relaciones de fuerza en que se desenvuelven nuestras vidas.   
8. Cálculo. Todos calculamos. No vale tener una mirada moral sobre el cálculo. Tampoco vale ser espectadores. Podemos llamar politización a la alteración concreta de nuestros propios cálculos, y de los cálculos ajenos. Políticas concretas son las que en escala péquela o grande modifica nuestros cálculos. El cálculo nos devuelve a una materialidad de la vida que es fundamento de la política cuando la política logra salirse de un puro espectáculo centrado en las escenas del palacio.
9. Visibilidad. Se trata de construir un nuevo modo de visibilidad. Fuera del espectáculo, fuera de los vedetismos. Resistir el cliché (de intelectual/profesional que sabe, de victima que sufre, de militante/justiciero que denuncia, etc), no convertirnos en estereotipo alternativo. La idea de una fuerza del anonimato que busca nuevas formas de expresión.    
10. Trabajo. La actividad que produce valor está en el centro de nuestras preocupaciones. Por como se la vuelve mercancía. Como se la manipula. Por como se la sobreexplota. Por como se la desconoce. Por los modos en que se la representa y organiza. No hay horizonte de problematización que pueda dejar este asunto intocado.

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